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Capítulo 22.

La vida de Jungkook parte I.

El pequeño Jungkook de ocho años estaba sentado en el piso de la habitación, jugando con sus bloques de construcción. Trataba de construir un trenecito con sus bloques.

—¿Qué figura haces, amor?

El niño volteó a ver a su madre, ella lo observaba sentada desde la cama con una sonrisa en sus labios.

—Un tren —respondió con ilusión al mismo tiempo que continuaba colocando los bloques—. ¿Cómo me está quedando?

La atención de la madre se dirigió a los bloques y ella inclinó la cabeza hacia un lado, entrecerrando los ojos en un intento por dar forma a la figura, ya que lo que su hijo estaba construyendo no se asemejaba en absoluto a un tren.

—Te está quedando muy bonito.

Jungkook sonrió emocionado al escucharlo.

—Gracias —su mami asintió con la cabeza y él continuó armando su tren.

Unos pocos minutos después terminó de construirlo, lo agarró con ambas manos y con cuidado se dirigió a la cama.

—¡Mami, mira! —le habló cuando estaba en la orilla.

Ella estaba leyendo un libro de repostería pero dejó de hacerlo y lo colocó a un lado para prestar atención a su pequeño.

—¿Ya lo terminaste?

—¡Sí! —extendió el tren a su mami para que lo agarrara, sin embargo antes de que pudiera agarrarlo los bloques de las orillas se soltaron y Jungkook por querer agarrarlos soltó su tren haciendo que cayera al suelo—. Ay se cayó —dijo al ver su trenecito destruido.

Su mamá empezó a reír y negó con la cabeza divertida.

—¿Quieres que lo armemos juntos?

Jungkook asintió y levantó los bloques del suelo para después dejarlos en la cama. Se subió a ésta y se acomodó a un lado de su mami, ambos armaron la figura nuevamente y ahora sí con la forma de un tren.

—Nos quedó muy bonito —halagó el niño mirando a la pelinegra.

—Así es —recalcó ella.

Tocaron a la puerta y el pequeño ojiverde observó a la enfermera entrar con una bandeja de plata en sus manos, en aquella bandeja traían las medicinas de la señora Jeon.

—Señora, es hora de administrarle su medicación.

La señora Jeon asintió con la cabeza mientras que Jungkook se bajaba con rapidez de la cama para levantar los juguetes que había dejado regados en el suelo, así no le estorbaban en el paso a la chica. Una vez los guardó volvió a subirse a la cama y observó como le ponían a su mami varias medicinas; unas inyecciones en el brazo, otras en el suero intravenosa y otras pastillas eran tomadas.

—¿La cánula nasal no le estorba? —inquirió y ella negó con la cabeza—. ¿No siente ningún tipo de náuseas?

—Estoy bien —respondió mientras veía a su hijo, él se había acostado a su lado y sostenía fuertemente su mano derecha, la cuál no estaba canalizada.

—Bien —la enferma revisó los signos vitales de la señora Jeon a través de la máquina que monitoreaba su corazón—. Todo está en orden, volveré más tarde.

—De acuerdo, gracias —la enfermera tomó la charola de la mesita y tras asentir salió de la habitación—. Mañana es tu cumpleaños —le habló a su hijo—, ¿ya sabes qué le pedirás a papá?

—Sí, le diré que vayamos a patinar.

Cada año su papá lo llevaba de paseo a cualquier lugar que él quisiese, no importaba si quería ir a la fábrica de chocolates de Willy Wonka, su padre, Juwon, haría todo por llevarlo.

—¿De verdad?

—Sí, quiero que me enseñe a hacerlo. Me gustaría aprender.

—Que bueno mi amor, eso será divertido así que disfrútalo mucho.

Jungkook asintió con la cabeza

—Eso haré —aseguró—. Y tomaré muchas fotos para ti.

—Muchas gracias —le dio un pequeño beso en la frente.

✧✦✧

Lo primero que hicieron para celebrar el cumpleaños de Jungkook fue ir a almorzar a McDonald's, el niño pidió su cajita feliz y ahí le vino un juguete de Aslan, el cual lo hizo muy feliz pues era su personaje favorito de la película.

Después de que ambos comieran fueron a un parque de atracciones, se subieron a todos los juegos que pudieron, excepto en la montaña rusa ya que Jungkook no alcanzaba la altura requerida. Pero eso no fue un impedimento para que disfrutaran el resto de los juegos.

Como a las seis de la tarde se dirigieron a la pista de hielo, el último lugar que visitarían por ese día y la parte más esperada por Jungkook.

Él no sabía patinar pero su padre sí, así que este trató de enseñarle cómo hacerlo. Al inicio, Jungkook estaba con la mejor actitud para aprender, pero pese a las indicaciones que su papá le daba, él no lograba mantenerse de pie con los patines, cada que lo intentaba sufría una caída tras otra y eso lo frustró mucho.

—¡Estas cosas no sirven! —bufó.

Sentado en el suelo miró los patines que tenía puestos e hizo un puchero en sus labios mostrando así su enojo por no poder patinar. Cuando Juwon notó que su hijo intentaba quitarse los patines se acercó y colocó su mano sobre la pequeña manito de su hijo evitando que pudiera lograr su cometido.

—Mi pequeño impaciente —dijo entre medio de leves risas.

—No te burles papi —pidió y bajó su mirada.

—No me burlo Kook —le aclaró—, nadie nace sabiendo patinar y a medida que pase el tiempo aprenderás.

—¿De verdad? —elevó su mirada y recibió un asentimiento de cabeza por parte de su padre como respuesta a su pregunta.

—Sí, pero si te pones de mal humor por no poder hacer algo, el mal humor sólo será un impedimento para que puedas aprender algo nuevo, algo que seguramente puedes disfrutar mucho en el proceso de aprendizaje.

Juwon se puso de pie y extendió sus manos en dirección de su hijo. Cuando él las tomó lo ayudó a ponerse de pie.

—Así que recuerda esto, no importa cuántas caídas sufras, lo realmente importante es cuántas veces te levantes con la intención de hacerlo mejor. ¿De acuerdo?

Jungkook asintió con la cabeza y ambos se sonrieron genuinamente antes de continuar practicando.

Una hora después, siendo sostenido por su padre, Jungkook recorrió toda la pista de patinaje y cuando tuvo la confianza suficiente soltó las manos de su papá y comenzó a patinar solo.

—¡Mira papi! ¡Lo estoy logrando! —dijo muy entusiasmado.

—¡Muy bien, Kook!

Juwon festejó el logro de su hijo haciéndole porras mientras lo veía irse de aquí para allá por la pista de patinaje. Ni siquiera le interesó el hecho de que las demás personas lo miraran mal por hacer un "escándalo" ante algo tan insignificante para ellos. Pero para Juwon, el hecho de que su hijo siguiera intentándolo, era algo muy merecido de festejar.

✧✦✧

Padre e hijo regresaban a casa alrededor de las 9 pm, pero el chofer iba a una baja velocidad ya que había empezado a llover con algo de intensidad unos minutos atrás.

—¿Te la pasaste bien? —inquirió Juwon mirando a su hijo.

Ambos estaban sentados en la parte de atrás.

—¡Mucho! —dijo al mismo tiempo que jugaba con el león de juguete.

—Me alegra oír eso, ¿para tu próximo cumpleaños a dónde quieres ir?

—Mmm —no lo había pensado todavía pero ya que lo mencionaba posiblemente tenía un lugar en mente—. ¿Podemos ir al mar?

—¿Al mar?

—Sí, en la televisión vi que en el mar hay unos animalitos que parecen cucarachas gigantes pero aplastadas y más bonitas —Juwon sonrió ante la ilusión y emoción evidente en su hijo al hablar—, también dijeron que su sangre es azul y que esa misma ayuda en las investigaciones médicas.

—Te has informado mucho.

—U-hum, son como superhéroes y me gustaría conocerlas.

—Muy bien, para tu próximo cumpleaños iremos a visitar a las cacerolitas de mar.

Jungkook hizo una mueca.

—¿Cacerolitas de mar? —negó con la cabeza—. No, yo quiero ver a los animalitos que parecen cucarachas gigantes aplastadas pero que son más bonitas.

Juwon soltó una risa antes de asentir con la cabeza.

—Bien, iremos a ver a los animalitos que parecen cucarachas gigantes aplastadas.

—Pero más bonitas —completó—. También me gustaría que mamá fuera con nosotros. ¿Puede ir ella?

Juwon sonrió levemente, sin mostrar los hoyuelos de sus mejillas, aunque sería más divertido si su esposa fuera con ellos, ella no podía salir porque le costaba andar y respirar por si misma.

Él quisiera que su amada pudiera salir y viajar con ellos pero su enfermedad le hacía imposible hacer tales cosas que parecían tan simples como ir de viaje en auto, estar en el exterior, caminar o tomar el sol.

—Me gustaría poder decirte que sí, pero ya te he dicho que mamá está enferma —habló con voz suave—, tú también lo has visto —«aunque ver a tu madre en ese estado es algo por lo que un hijo no debería pasar»—. Es difícil para ella no poder hacer muchas cosas contigo afuera pero sé que también para ti lo es.

—No me gusta ver a mami así —dijo con una mirada triste y con un puchero en sus labios.

—Eso lo sé hijo, pero ya eres un niño grande para poder entender la situación, ¿verdad?

Jungkook volteó a ver a su papá mientras el conductor detenía el auto pues el semáforo así lo indicaba.

—Sí, tengo nueve años. Soy un niño grande —dijo orgulloso provocando una sonrisa en su padre.

—Y como niño grande debes cuidar a mamá, ¿de acuerdo?

—Sí, sí, yo la cuidaré.

—¿Es una promesa?

—Es una promesa —ambos sellaron tal juramento con el dedo meñique.

—Muy bien campeón —le alborotó sus cabello con la palma de su mano. Jungkook rió y quitó el cabello que había quedado en su frente, después sacó la cámara que tenía en su pequeña mochila de Pikachu.

—Papi, ¿nos tomamos una foto?

Desde que llegaron al restaurante de comida rápida, su hijo no paraba de tomar fotos, incluso le tomó una foto mientras comía su hamburguesa, lo cual le resultó muy vergonzoso ya que salió con la boca abierta y los ojos levemente desviados. Sin embargo sabía que era para mostrarlas a su madre así que no decía nada y dejaba que tomara las fotos que quisiera sin importar que tan gracioso se viera en ellas.

—Claro.

—Tómala tú —le entregó la cámara mientras se acercaba más a su padre.

Juwon levantó la cámara instantánea con una mano mientras abrazaba a su hijo con la otra, y juntos sonrieron antes de que la foto fuera capturada y revelada.

—Toma.

En el momento en que el semáforo cambió a verde, el conductor aceleró y al mismo tiempo le dio la foto a su hijo para que la observara.

Jungkook estaba a punto de agarrar la foto cuando, sin querer, miró hacia la ventana y vio una luz amarilla brillante sobre el hombro de su padre. De repente, abrió los ojos asustado y su padre, al notar su expresión de terror, se giró hacia la ventana, donde vieron que la luz provenía de un camión de carga que se acercaba a gran velocidad hacia ellos.

—¡Papi! —gritó Jungkook con temor.

—¡Ten cuidado! —dijo Juwon al chofer.

Sin embargo, el conductor no tuvo oportunidad de reaccionar, ya que en cuestión de segundos el camión chocó violentamente contra ellos, provocando que el auto rojo saliera rodando por el pavimento de manera violenta. Las puertas traseras estaban esparcidas por la carretera y los cristales de las ventanas se rompieron antes de que el vehículo quedara boca abajo fuera de la carretera. El coche resultó casi destruido, con las luces intermitentes encendidas y con el aceite escurriendo por los conductos hasta tocar el suelo.

Jungkook se encontraba recostado en el techo interior del automóvil, con su padre encima de él, sosteniendo su peso con los brazos. Juwon observó rápidamente a su hijo y notó que tenía algunos cortes en los brazos y uno en la frente, pero a simple vista no parecían ser graves. El niño abrió sus ojos poco a poco, después del choque, había quedado inconsciente, por lo que verlo recuperar el conocimiento le traía alivio en medio de su desesperación y angustia.

El niño no veía con claridad, pero reconoció a una de las personas que más quería frente a él.

—Papi —lo llamó en un susurro débil.

—Aquí estoy, hijo —le contestó.

Cuando por fin pudo ver con claridad, se percató de la condición de su padre y las lágrimas inundaron sus ojos. Juwon se encontraba con varios cortes en su rostro causados por los vidrios, y su camisa blanca debajo del saco estaba manchada de un intenso color rojo por la sangre que brotaba de él. Sus brazos presentaban heridas profundas que sangraban, y la sangre se mezclaba con el agua que fluía por la carretera desde el interior del automóvil.

En el momento en que el camión apareció de repente, Juwon actuó por instinto protegiendo a su hijo, abrazándolo con firmeza para resguardarlo del inminente choque. Utilizó su propio cuerpo como escudo para proteger a su hijo, aguantando la mayoría de los golpes en el proceso, sin importarle su bienestar con tal de salvar a su pequeño.

—Kook —le habló—, no te preocupes, todo estará bien.

Juwon trataba de cargar su peso en los brazos, pero estos se volvían temblorosos y débiles a medida que pasaban los segundos.

—Escucha, Kook —su pequeño lo observó directamente a los ojos y él intentó ofrecerle una sonrisa, pero en su lugar, sus ojos se humedecieron con lágrimas.

Era consciente de su situación, no podía resistir por más tiempo y sabía perfectamente que pronto tendría que dejar a su hijo, lo cual le causaba un dolor mucho más intenso que cualquier herida física que pudiera tener.

—Solo resiste por favor, no cierres los ojos, ni te duermas aunque quieras hacerlo —Jungkook movió la cabeza de un lado a otro mientras las lágrimas seguían fluyendo sin parar—. Lo siento.

Juwon permitió que sus lágrimas recorrieran sus mejillas antes de dirigir una tierna sonrisa a Jungkook, pero pronto perdió la fuerza en sus brazos y sus ojos se cerraron, cayendo sobre el cuerpo de su hijo.

Al presenciar el colapso de su padre, Jungkook se quedó atónito, con los ojos bien abiertos y el corazón latiendo a toda velocidad.

—¿Papi? —no recibió respuesta, su llanto se tornó más desgarrador a medida que asimilaba lo que había pasado—. ¡Papi! —con dificultad, consiguió alzar sus bracitos y abrazar con fuerza a su padre.

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